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De la vergüenza a la visibilidad: cómo transformé mi cuerpo, mi autoestima y mi presencia online

  • hace 1 día
  • 3 Min. de lectura

Durante muchos años viví atrapada en la lucha por encajar en los estándares de belleza. Me decían: “Cuídate, porque después de los 40 será más difícil estar en forma. Tu cuerpo cambia…" Y vaya que cambia.


Fui mamá a los 18 años. Después del embarazo, sentí que mi cuerpo se rompió: llegaron las estrías y un bultito en mi vientre que, a pesar de mis esfuerzos, no desaparecía. Probé de todo, menos algo: ser amable conmigo misma.


💔 El cuerpo como excusa para esconderme

Me dijeron que estaba “rellenita”, que “nadie pagaría por entrenar conmigo si me veía así”, que una mujer con sobrepeso no podría ser líder. Lo más triste es que casi todos estos comentarios vinieron de hombres: entrenadores, maestros espirituales, incluso amigos.


Y lo peor… me lo creí. Me escondí. Dejé de mirarme al espejo. Sentía que no era suficientemente bonita para mostrarme… y menos en redes sociales. Y eso que sentía que tenía tanto para dar.


🌺 Un día, dije basta

Estudié salud integral, entendí el porqué de mis hábitos, mis emociones, mis bloqueos. Descubrí que mi peso era una protección, una forma inconsciente de esconder mi vulnerabilidad.


Hasta que algo hizo clic.


Escuché a una mentora algo que me removió hasta las entrañas:"Ser gorda no es amor propio."

Y por más que al principio dolió, entendí que lo que me estaba diciendo no era un juicio... era un llamado a la acción. Yo confundía aceptación con resignación. Y el verdadero amor propio es actuar a favor de una misma, incluso cuando cuesta.


🏃‍♀️ Corrí por mi vida (literalmente)

Una crisis de salud me hizo despertar. Apareció un mioma, luego un diagnóstico de diabetes. Decidí varias cosas, dejar el azúcar, el alcohol, el pan, una relación codependiente y empecé a correr. Y correr se convirtió en mi liberación. Mi hambre ya no era de comida, era de éxito, de energía, de poder interno.


Amo mis curvas, pero también amo sentirme sana y fuerte. No se trata de ser flaca, sino de habitar un cuerpo que refleje la mujer que soy por dentro: poderosa, apasionada y libre.


🌟 ¿Y qué tiene que ver esto con tu visibilidad online?

¡Todo! Porque cuando no te aceptas, no te muestras. Y si no te muestras, el mundo se pierde tu magia.


Aunque no quería hacer videos, ni aparecer en fotos, ni promocionar mis servicios, lo hacía. Me sentía incongruente. ¿Cómo hablar de amor propio si no podía con mi cuerpo? Pero entendí algo clave: la seguridad no viene cuando llegas al “cuerpo ideal”... llega cuando eliges cuidarte y comprometerte con quien quieres ser.


💡 Si tú también sientes miedo de mostrarte, te dejo esto:

  • Ámate, pero actúa. No te quedes en el “así soy”, si sabes que puedes más. El amor propio también es disciplina.

  • No te escondas por tu cuerpo. Tu mensaje es más fuerte que tus inseguridades.

  • Empieza con lo que tienes. No necesitas ser “perfecta” para impactar; solo necesitas ser real.

  • Haz las paces con el espejo. Tu cuerpo es tu primer hogar, no tu enemigo.

  • Muéstrate con resultados, no con excusas. Tu transformación física y emocional es parte de tu autoridad.


Puedes mostrarte en redes sin vergüenza. Ya no desde el juicio, sino desde la coherencia. Porque tu historia inspira, y porque una mujer visible transforma al mundo con su ejemplo.


Y tú, ¿te estás escondiendo o estás lista para mostrarte?


Tu historia, tus cicatrices, tu camino… todo eso tiene valor. No esperes a una alerta de salud.

Tu visibilidad es un acto de amor propio.

Tu cuerpo es el canal, no el freno.

Tu mensaje necesita salir.

Tu comunidad te necesita real, no perfecta.


Cambié las lágrimas por sudor
Cambié las lágrimas por sudor

Gracias por leerme. Gracias por caminar conmigo. Gracias por SER.

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